LA SAL.
"Los derivados del Alumbre O, sustancia primordial no diferenciada, son muy numerosos. Toman el nombre de Sales; pero la Sal, por excelencia la más indispensable y la más extendida, es la Sal Marina r. Guardémonos bien de identificarla con nuestra vulgar Sal de cocina. La Sal de los Filósofos proviene del Océano cósmico por desdoblamiento del Alumbre O. El diámetro horizontal divide el círculo y se convierte en el firmamento separador de las Aguas superiores y de las Aguas inferiores. Ya no estamos pues en presencia de ese Caos indeterminado, en cierto modo abstracto, al cual no puede atribuirse ninguna cualidad. La barra horizontal que atraviesa el Cero le da a éste el valor de una sub-stancia, todavía no sensible, pero inteligible. Las palabras traducen muy torpemente lo que los símbolos invitan a concebir. Nos expresamos con una pesadez enojosa al hablar de una trama inmaterial que proporcionaría a las cosas, el sub-stratum de su aparente estabilidad.
La Sal r está en la base de todo lo que toma forma. Todo se engendra por su intermedio, gracias a la acción combinada del Azufre Q y del Mercurio K, como tendremos que explicar más adelante. Contentémonos con saber aquí que es el principio estabilizador de los cuerpos. Esta función erige en símbolo de sabiduría y de ponderación a la Sal, que proviene del océano de la infinita sabiduría. Los hombres deben aprender a extraerla de las aguas estancadas de los pantanos salobres que evapora el sol.
Una vez cristalizada, su sustancia se convierte en el cuerpo de la Piedra de los Sabios. La piedad de los filósofos la ha consagrado a la Virgen celeste, la Madre Universal fecundada eternamente por el espíritu.
A decir verdad, la parte superior de la Sal corresponde a la idealidad virginal que domina toda concreción y cuya imagen se ofrece a nosotros en la Emperatriz (arcano III) del Tarot. Pero las aguas celestiales son el resultado de la evaporación de lo que se ha condensado a expensas de la masa caótica primordial. En ésta se concibe la intervención de dos tendencias opuestas: la condensación concretizante y la sublimación expansiva. Bajo esta doble influencia, el cosmos naciente se separa de la Nada; pero en la base de su construcción se distinguen dos factores constructivos tradicionalmente representados por dos columnas que se yerguen como menhires u obeliscos... Para los hermetistas, el Caos se interrumpe por la separación de lo sutil de lo espeso, de lo cual surge la creación del Cielo y de la Tierra, acto inicial de la génesis bíblica. Pero la unidad del plan creador persiste bajo la infinita variedad de las cosas. Por lo tanto, todo lo que existe tiene su cielo y su tierra, como lo indica el signo de la Sal r".
(Oswald Wirth).
Obra: El Simbolismo Hermético y su relación con la Alquimia y la Francmasonería.
Comentarios
Publicar un comentario