SABER MASÓNICO: EL DESARROLLO DEL ALMA COMO FINALIDAD DEL HOMBRE.
"La evolución de un cuerpo produce la vida; la evolución de la vida produce un alma.
Comprobemos estos detalles aplicándolos al hombre.
Cada continente se corona con una raza diferente de hombres, que son los representantes del término superior de la evolución material en el planeta.
En cada hombre se destacan tres partes: el vientre, el pecho y la cabeza. A cada una de estas partes le corresponden sus miembros respectivos. El vientre, que sirve para fabricar el cuerpo; el pecho, que sirve para fabricar la vida; la cabeza, que sirve para fabricar el alma.
La finalidad de cada ser que crea la naturaleza, es la de dar origen a una energía de orden superior a la que él recoge. El mineral recibe la vida terrestre y debe transformarla por su evolución en vida vegetal. El vegetal debe preparar el nacimiento de la vida animal, y el animal, la de la vida humana.
La vida queda otorgada al hombre para que éste la convierta en una fuerza superior; es decir, el alma. El alma es, pues, una resultante.
La finalidad del hombre es, ante todo, la de desarrollar en sí esta alma que sólo está allí en germen, y si para conseguirlo no basta una vida, varias resultarán indispensables.
(...)
En efecto, es así como Dios mismo, por el reconocimiento íntimo del absoluto, que es su esencia, identifica perpetuamente con su saber al ser que le corresponde en su esencia absoluta, y es así manifiestamente como Dios opera sin cesar su propia creación o inmortalidad. Y, por consiguiente, puesto que el hombre ha sido creado a imagen de Dios, por idéntico medio, debe conquistar su inmortalidad, operando su creación propia por el descubrimiento de la esencia de lo absoluto, es decir, de las condiciones mismas de la verdad".
(Gérard Anaclet Vincent Encausse -Papus-).
Obra: Tratado Elemental de Ciencia Oculta.
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